Todos los 27 de junio celebramos en Venezuela el día del periodista, en conmemoración de la creación del diario El Correo del Orinoco, fundado por el libertador Simón Bolívar en 1818, un medio que nació para acompañar la construcción de la República.
La libertad de expresión sigue siendo el fundamento de la República y pilar de la democracia desde el momento de su fundación a principios del siglo XIX, hasta hoy. Es por eso que en este tiempo tenemos la responsabilidad de impulsar y empujar los valores de una institucionalidad que permitan que la justicia y la dignidad sean la norma, no la excepción.
El ejercicio del periodismo en la Venezuela de hoy es constantemente restringido: con más de 600 violaciones a la libertad de expresión registradas en lo que va de año, cuya víctima más frecuente resulta ser un periodista o un medio de comunicación da cuenta que uno de los objetivos del gobierno venezolano es ocultar la realidad en la que está sumido el país y es por ello que el “mejor oficio del mundo”, como lo llamaba Gabriel García Márquez, es hoy el centro de la persecución. El gobierno lo convirtió en su enemigo esencial porque de él depende la circulación de lo que se empeñan en ocultar. No es un ataque solo contra el periodismo, sino contra la libertad de expresión.
Hoy celebramos la valentía del periodismo que prevalece ante las adversidades, ese que se ha reinventado en los momentos de peor censura, ese que juega pulso para vencer día a día la desinformación, el que construye relacionamiento con la audiencia y entiende su rol en la recuperación de la democracia.
En palabras del profesor Marcelino Bisbal:
- No nos avergonzamos de llamarnos periodistas y/ o comunicadores,
- consideramos que nuestra profesión, aun sin la euforia de Gabriel García Márquez, “es el mejor oficio del mundo”, o al menos, de los que más merecen la pena vivirse,
- sabemos lo que significa nuestra profesión para sostener el tejido social de nuestro país, particularmente en este tiempo de fracturas,
- estamos empeñados en ser los primeros en defender las libertades públicas, necesarias para el diálogo social y sin claudicar del principio de buscar la verdad”.
El ejercicio de la labor periodística libre e independiente del poder gubernamental alimenta la democracia, el pluralismo y el respeto por la diversidad de opiniones y creencias, elementos fundamentales para enriquecer el debate público. El periodista debe estar consciente que sus productos comunicativos se van a constituir en el referente cultural para una buena parte de la sociedad.
“El debate sobre la libertad de expresión es un debate sobre la democracia. Existe una relación estrecha entre democracia y libertad de expresión. Se requiere de una verdadera democracia en el sentido que ella implica el desarrollo libre y autónomo de la ciudadanía, la conformación de espacios públicos de acuerdo a los intereses de los ciudadanos y la posibilidad real –sin el freno del gobierno en funciones de Estado– de ejercer los derechos del hombre para el pleno ejercicio de la libertad de expresión. Esto significa que el derecho a la libertad de expresión implica la posibilidad de ejercer los demás derechos, porque la información hoy, dentro de este mundo globalizado y mundializado culturalmente, se ha convertido en el polo alrededor del cual se organiza gran parte de la vida pública y por lo tanto de la ciudadanía del presente”1. Marcelino Bisbal.
Comparte:
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)