Hoy, 2 de julio, la Asociación Civil Espacio Público cumple 20 años. En dos décadas construimos un enfoque integral sobre libertad de expresión para acompañar a quienes les han vulnerado su derecho, hemos formado a miles de personas en Venezuela sobre cómo buscar, recibir o difundir información, y registrado cientos de hechos contra trabajadores de la prensa y medios de comunicación, en nuestra labor de defensa y promoción de este derecho fundamental.
Desde el año 2003 hemos registrado el cierre de al menos 208 emisoras de radio, 87 periódicos impresos, 19 canales de televisión y 12 medios digitales; así como también el bloqueo de las páginas web de 59 medios de comunicación y 129 plataformas en línea. Hemos hecho una documentación rigurosa que permite y facilitará la exigencia de justicia ante las instituciones correspondientes dentro y fuera de Venezuela.
En 20 años también documentamos las detenciones arbitrarias de 334 periodistas, 27 camarógrafos, 19 choferes, 111 particulares, 73 reporteros gráficos, 88 trabajadores públicos, 15 miembros de ONG y 19 trabajadores de la salud. Estos hechos están relacionados con el ejercicio del derecho a la libertad de expresión, afectando a cada persona y a la sociedad en conjunto.
En estas dos décadas, desarrollamos un enfoque integral de atención a la víctima que combina perspectivas jurídicas, psicológicas y económico-familiares. Esta mirada ampliada deriva en un acompañamiento sólido ante la experiencia crónica de vulnerabilidad de las víctimas en Venezuela.
Entre los casos más emblemáticos que hemos acompañado están: EP Noticias, Luis Carlos Díaz, Gabriel Osorio, María Beatriz Lara, José Ramón Camacho, Ana Rodríguez, Maiker Yriarte, Nurelyin Contreras, Pedro Jaimes, Darvinson Rojas, Marco Antoima, Ana Belén Tovar, Carlos Varón, Ricardo Prieto, Billy Six y Santiago Guevara.
El poder, a través del sistema de justicia, vulnera la integridad física y emocional de las personas a partir de la ejecución de patrones sistemáticos de persecución y criminalización que reproducen violaciones al debido proceso e intimidad personal, entre otros derechos.
En todos los casos, especialmente aquellos en los que se cuestiona al poder político, se aplica la lógica del enemigo interno, que descalifica públicamente y agrede a personas, familias y grupos con el objetivo de socavar a la disidencia, cuya presencia es fundamental para que exista un sistema democrático.
Hemos constatado que el silencio nunca triunfa, a pesar de las reiteradas y desproporcionadas condenas políticas y judiciales. Las víctimas resisten a la construcción social del miedo y vencen las narrativas agobiantes que se hacen de su propia condición.
Por eso, este 2 de julio, reiteramos el compromiso y responsabilidad de seguir formando en derechos humanos, así como también en la defensa del derecho humano a buscar, recibir y difundir información, ideas y opiniones.
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