Por Fátima Arévalo y Joselis González.1- La Real Academia Española (RAE) define información como “comunicación o adquisición de conocimientos que permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia determinada”2.
La información nos rodea. Hay información en una fotografía, en el relato de un amigo con el que conversamos y en las noticias que leemos; lo que permite, en el mejor de los casos y de acuerdo con la RAE, ampliar o precisar lo que sabemos sobre un tema.
Pero también hay peores casos: la foto puede estar intervenida, el amigo puede exagerar para llamar la atención y el texto de las noticias puede contener datos imprecisos. Estamos, entonces, frente a informaciones falsas.
Las informaciones falsas, son contenidos “contrarios a la verdad” o “que aparentan ser reales”. Se pueden presentar como textos, audios, videos o imágenes y circular por distintos canales de difusión: la transmisión en vivo en radio o televisión de la declaración de un funcionario, en una cadena de WhatsApp o en una conversación entre vecinos.
Cualquier persona puede generar información falsa: periodistas deficientes o sin ética, un gobierno manipulador o un grupo de poder con una agenda particular, un ciudadano común por ignorancia o con intención de causar daño o confusión.
Si la persona que divulga la información manipulada, sea porque la altera o porque la omite, representa a algún órgano estatal, se constituye una violación a nuestro derecho humano de acceso a la información pública, que es parte del derecho a la libre expresión.
Si quien comunica la información manipulada es un periodista, o un ciudadano que actúa de manera individual, no se trata de una violación al derecho humano a libre expresión. Son conductas antiéticas e irresponsables.
La ONU3,OEA4, OSCE5, CADHP6 en su Declaración conjunta sobre libertad de expresión y “noticias falsas” (“fake news”), desinformación y propaganda del 2017 asigna a cada uno de los actores que tienen un rol en esta problemática, una serie de principios y estándares generales para mitigar los efectos de estos fenómenos “en la democracia, la libertad de expresión, el periodismo y el espacio cívico”7.
Los Estados deben abstenerse de:
Aprobar prohibiciones generales de difusión de información basadas en conceptos imprecisos y ambiguos.
Efectuar, avalar, fomentar ni difundir declaraciones que saben o deberían saber razonablemente que son falsas (desinformación) o que muestran un menosprecio manifiesto por la información verificable (propaganda).
Bloquear sitios web enteros, direcciones IP, puertos o protocolos de red.
Implementar sistemas de filtrado de contenidos que no sean controlados por el usuario final.
En su lugar deben garantizar:
Una comunicación libre, independiente y diversa que favorezca la pluralidad de
Un marco regulatorio claro para las emisoras de radiodifusión, supervisado por un órgano que esté exento de injerencias o presiones políticas y comerciales.
La existencia de medios de comunicación públicos sólidos, independientes y con recursos suficientes, que operen con un mandato claro de favorecer el interés público general y establecer y mantener los más altos estándares periodísticos.
La alfabetización digital y mediática, entre otras cosas, incluyendo estos temas en los planes de estudio académicos regulares e involucrando a la sociedad civil y a otras partes interesadas en la concienciación sobre estas cuestiones.
Por otro lado, la declaración sugiere a los intermediarios:
Adoptar políticas claras y preestablecidas que regulen las medidas para restringir los contenidos de terceros.
Asegurar que sus usuarios puedan consultar fácilmente y comprender estas políticas y prácticas.
Observar las garantías mínimas de debido proceso, lo que incluye la notificación oportuna a los usuarios cuando los contenidos que hayan creado, cargado o alojado puedan ser objeto de una acción, y brindar al usuario la oportunidad de cuestionarla.
Apoyar la investigación y el desarrollo de soluciones tecnológicas adecuadas para la desinformación y la propaganda, que los usuarios puedan aplicar en forma voluntaria.
También recomienda a los periodistas y medios de comunicación:
Apoyar sistemas efectivos de autorregulación, a nivel de sectores de medios específicos (como órganos profesionales) o en el plano de los medios individuales (ombudsmen o editores públicos), que incluyen estándares para propiciar la veracidad de las noticias, entre otras cosas, contemplando el derecho de rectificación y/o réplica en el caso de hechos incorrectos.
Ofrecer una cobertura crítica de la desinformación y la propaganda como parte de sus servicios de noticias.
Finalmente, el texto exhorta a la sociedad civil y académicos a:
Formular iniciativas participativas y transparentes que favorezcan una mayor comprensión del impacto que tienen la desinformación y la propaganda.
A pesar de que las informaciones falsas son una realidad milenaria, el término fake news se popularizó en los últimos años. En el 2017 el diccionario Collins, la eligió como la palabra del año; sin embargo, la red internacional de periodistas (IJNET)8 la califica como “imprecisa e incluso nociva”, pues a partir de su uso masivo se ha perdido el sentido real y trae consigo unas repercusiones negativas, sobre todo de desconfianza hacia los medios.
Por un lado, gobiernos como el de Donald Trump durante su mandato recurrieron a este término para desvirtuar el trabajo de la prensa. Y por otro, contiene una contradicción: una noticia da cuenta de algo real, es decir, que sucedió, no podrían ser creadas o inventadas. Sin embargo, es el término mayormente utilizado en redes sociales para referirse a los “bulos”.
En 2020 la compañía global de ciberseguridad Kaspersky, junto con la consultora de estudios de mercado CORPA, desarrollaron un estudio en Latinoamérica en el que evidenciaron que sólo un 16% de la población aún no está familiarizado con este término9.
Conscientes de nuestro papel como organización que defiende y promueve la libertad de expresión en Venezuela, y del rol de cada persona, que puede ser emisor y receptor de informaciones, quisimos diseñar una forma ágil y útil de incorporar herramientas en la cotidianidad que le permitiera a las personas discernir sobre la información que reciben.
Acciones ciudadanas para la verificación de información
“Informaciones falsas” arroja aproximadamente 7.590.000 de resultados.
“Verificación de información” ofrece cerca de 114.000.000 de respuestas.
Y “Herramientas para la verificación de información” muestra otras 178.000.000 de opciones.
Si una persona se encuentra interesada en el tema tendrá a la mano mucha información y a la vez el compromiso personal de procesarla para luego incorporar las recomendaciones a su rutina informativa. Pero en contextos restrictivos la tarea de mantenerse informado con contenido de calidad, se complejiza.
Para poder buscar, recibir y difundir información, núcleo del derecho a la libertad de expresión, un persona en Venezuela debe sortear:
los racionamientos de servicio eléctrico, programados o imprevistos;
la opacidad informativa de las instituciones del Estado;
la reducción del ecosistema de medios que no sólo afecta el acceso (cantidad de canales disponibles en televisión abierta nacional/regional, emisoras radiales existentes, periódicos que pueda comprar, páginas web a las que pueda ingresar) sino la pluralidad;
la censura, directa e indirecta, que pasa por impedimentos de cobertura y llega hasta “exhortos” de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, entre otros.
Por ello, entre julio y agosto de 2019, desarrollamos Detente, Duda, Busca y Coopera (DDBC), una metodología que se centra en fortalecer capacidades para enfrentar la desinformación y falsedad: con o sin luz, con o sin Internet, a través de la comunicación mediatizada o en la dinámica interpersonal.
La idea es que en la cotidianidad, a través de cuatro pasos, que son más bien actitudes, las personas interactúen con las informaciones que reciben y les interesen, antes de difundirlas en sus entornos inmediatos. Esto pasa por reconocer: 1) que la información es la materia prima de nuestras decisiones como individuos y como sociedad y por tanto debemos procurarnos contenidos de calidad; 2) que todos tenemos un espacio de incidencia al que podemos afectar positivamente.
A continuación presentamos las explicaciones de cada letra y luego algunas sugerencias que agrupamos según el formato en el que se pueda presentar el contenido falso, que sería una forma de aplicar el DDBC.
DETENTE
Las informaciones falsas tienen el objetivo de generar una respuesta emocional que impulse a difundirlas de manera inmediata, sin pensar.
¿Lo que lees, escuchas o ves te causa una reacción emocional muy grande?, ¿te sorprende o te genera repulsión, indignación, alarma, sensación de peligro? Tómate un minuto para pensar más allá de tu emocionalidad. Especialmente en momentos de efervescencia o durante eventos particulares, como, por ejemplo: cortes eléctricos, protestas.
DUDA
Debemos valorar de forma crítica las informaciones que nos comparten.
¿Confirma completamente tus creencias o convicciones? Pregúntate: qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué, tanto en la forma, como en el fondo. ¡Profundiza en los acontecimientos!
Sobre la forma: qué estoy viendo, escuchando o leyendo; quién me transmitió esta información; cómo me llegó la información; cuándo me lo pasaron y por qué/para qué recibo esta información.
Sobre el fondo: qué pasó, quiénes están involucrados, cómo y cuándo sucedieron las cosas, cuáles fueron las causas y/o las consecuencias.
BUSCA
Desarrolla el hábito de investigar. A las preguntas hechas hay que darles respuesta, apóyate en los recursos que tengas a la mano, en el mundo digital y presencial.
¿Alguien que conoces, está en el lugar de los hechos y te puede proveer información de un momento?, ¿en tu entorno hay alguna persona que m
aneje el tema y pueda aportar criterios de verdad?
Según el formato del contenido, puedes ayudarte con distintas herramientas digitales que facilitan comprobar lo que te hizo dudar.
COOPERA
No compartas informaciones que puedas identificar como falsas y si lo hiciste, advierte a otros cuando te enteres que no eran ciertas. Utiliza para la corrección los mismos medios que empleaste en la difusión del contenido falso.
Si sospechas que una información es falsa y no puedes investigar, hazla llegar a los equipos de verificación que existen en el país.
I
M
Á
G
E
N
E
S
Detente
Si te llega una imagen que no viene acompañada de un texto, está descontextualizada. No la compartas con otros.
Duda
Abre la foto completa y observa los detalles; qué elementos la componen: vestimenta de la gente, avisos publicitarios, señales de tránsito y ángulo del sol o el clima mostrado. ¿Los elementos coinciden con la fecha en la que se dice ocurrió el hecho?
Busca
Si quieres saber más sobre una imagen y estás en la computadora, puedes darle al botón derecho del mouse (ratón) y ver algunos datos; la fecha, por ejemplo.
Si recibes una captura de pantalla con una información importante, ve a los perfiles reales y revísalos. Hoy en día es muy fácil hacer un montaje simulando un perfil.
Con conexión a Internet, puedes hacer una búsqueda inversa en Google que te permitirá saber si una imagen fue usada antes.
A
U
D
I
O
Detente
Si te llega un audio con alguien diciendo que es “alguna autoridad”; que se identifique no quiere decir que sea la persona que dice ser. No la reenvíes.
Duda
Si es un audio, escucha con atención el fondo, puede haber sonidos que esclarezcan o contradigan el contenido. El acento de las personas que hablan y algunos modismos locales, pueden darte pistas sobre su veracidad.
T
E
X
T
O
Detente
Desconfía de los textos con títulos grandes, en mayúsculas y negritas. También de los que te invitan a compartir la información insistentemente. No la republiques.
Si la información es anónima, no la comuniques a los demás. Los escritos tienen responsables personales o institucionales.
Si la fecha de publicación del texto no coincide con la actual, ¡alerta!, pues algunos medios “reciclan información”.
Duda
¿Hay una noticia que te está “pidiendo” que creas en ella o te “muestra” por qué desconfiar? Un texto periodístico debe citar fuentes, incluir enlaces y documentos oficiales para que tú concluyas.
Ten en cuenta que producir un reportaje tan pronto como acontecen los eventos toma tiempo y exige profesionales cualificados. Desconfía de las noticias “bomba” en el calor del debate.
Busca
Chequea los enlaces. ¡Lee! Los textos, como mínimo, deben explicarte el qué, quién, cómo, cuándo y dónde.
Corrobora la información al menos en tres portales informativos distintos.
Alcance: entre la presencialidad y la virtualidad
El 25 de septiembre de 2019 se realizó la primera explicación pública del Detente, Duda, Busca y Coopera a 11 líderes comunitarios en Caracas. Para diciembre de 2020 se realizaron 148 actividades formativas, el 92% en formato virtual; participaron poco más de cuatro mil personas en 10 estados del país.
Cuadro 1: Participantes por región
“Ahora vamos a ser más planificados, vamos a poder buscar y decirle a la gente mira, eso es noticia falsa, o eso sí se puede twittear; este es parte de mi compromiso y seguirá siendo mi compromiso, y poder decir dónde obtuve la información porque también pasa que muchas veces preguntan: ¿y cómo sabes tú que es falsa? Hay que poder saber decir: por esto, por esto y por esto”, comentó una de las asistentes al finalizar esta primera experiencia.
Gráfico 1: Participantes en los espacios formativos de Acciones ciudadanas para Verificar información
La aparición de la Covid-19 implicó una serie de desafíos inéditos, no solo a nivel sanitario y médico, sino en términos de acceso, manejo y distribución de la información de interés público; gobiernos, empresas y medios de comunicación tuvieron que lidiar con niveles masivos de contenidos falsos a propósito del coronavirus en plena pandemia. Eso implicó una invasión de informaciones falsas a toda escala, en medio de un momento de gran incertidumbre respecto a una enfermedad nueva y mortal. El desconocimiento y el miedo son dos ingredientes claves para la proliferación de la desinformación.
El 12 de marzo de 2020, un día antes de que se anunciará la existencia de los primeros casos de Covid-19 en el país, realizamos un taller en una institución educativa del estado Aragua; en una de las dinámicas iniciales los jóvenes mencionaron la “llegada del Coronavirus” como una noticia falsa.
Lo descrito nos confirmó la necesidad de continuar con la estrategia de incidencia, pues era pertinente ayudar a discernir, en un momento de incertidumbre, sobre las informaciones del nuevo coronavirus y contrarrestar lo que más tarde se conoció como infodemia o la abundancia de información inexacta sobre la pandemia.
Se adaptó la experiencia presencial a la virtualidad. Videos para explicar cada letra, infografías con las sugerencias, audios cortos con los conceptos claves, textos con emoticonos para aligerar la lectura y hasta calcomanías para WhatsApp fueron los materiales producidos para generar a través del celular lo que logramos en las reuniones cara a cara.
Espacio Formativo DDBC
Espacio Formativo DDBC
Espacio Formativo DDBC
¿Cuál fue el material que más te gustó y por qué?
Personalmente amé los stickers, super versátiles para aplicar en muchas situaciones. Además de que los textos brindados por la ponente me facilitaron mucho trabajo, no tener que descargar ya que comúnmente no puedo por mi señal.
¿Qué fue lo que más te gustó de toda la experiencia?
Lo cómodo y didáctico, aprendemos pero al mismo tiempo nos divertimos y compartimos. Una experiencia muy fluida.
¿Qué fue lo que menos te gustó de toda la experiencia?
No pude descargar los vídeos, pero es algo que se escapa de las manos de la ponente ya que es un problema muy común en mi comunidad.
Parte de la evaluación de un participante de un espacio formativo en línea, del 19 de septiembre de 2020.
Espacio Formativo DDBC
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Espacio Formativo DDBC
Espacio Formativo DDBC
Espacio Formativo DDBC
La sistematización y acompañamiento de todas estas actividades nos permite ampliar la mirada sobre el tema. Las participaciones, dudas y conclusiones de las personas, además de ser una oportunidad para perfeccionar el hacer, favorecen la reflexión institucional.
Enumeramos algunas de estas observaciones, a partir de una lista de preguntas frecuentes, porque creemos que pueden ser un aporte a otras voluntades u organizaciones en la labor de promover los derechos humanos, especialmente la libre expresión y la “lucha contra la desinformación”.
Es un momento privilegiado para hablar de la dignidad humana, lo que antes podía parecer un problema abstracto, hoy es una realidad concreta. La desinformación afecta la calidad de la información que recibimos y con ello las decisiones que tomamos.
La verdad sigue siendo una preocupación, y las personas se preguntan si realmente se podrá acceder a ella11.
Hay información falsa sobre la desinformación: muchas de las discusiones se inhiben o se polarizan, cuando aparecen las teorías conspirativas12.
Algunos ciudadanos creen que castigar la creación y difusión de noticias falsas es la única solución; y es una de las razones más frecuentes que las personas argumentan para, inconscientemente, desvincularse de su rol en esta problemática13.
Hay que fortalecer la conciencia o importancia de la incidencia: cada persona no sólo puede hacer algo -tenemos responsabilidad en la viralidad de la información, por ejemplo-, lo que hacemos sirve a nuestro entorno y lo puede modificar. Es un tema de recuperar la esperanza, en lo que somos capaces de ser y hacer14.
Una responsabilidad común
La desinformación es un problema complejo que exige de la ciudadanía un rol activo. Difícilmente una ley, culpar a otros/as o ignorar el problema sean soluciones que logren minimizarlo. Cada persona y actor afectado debe concretar lo que esté a su alcance para contrarrestar el problema.
La metodología del DDBC demuestra la posibilidad de construir conocimiento práctico para mejorar las capacidades comunicativas inherentes, ahora en respuesta a un contexto digital. Impulsar espacios de pertinencia social garantiza la movilización de las personas, porque responde a necesidades cotidianas. Esto suma localmente a la recuperación de confianza; retomar tareas comunes construye tejido social, vital para restitución institucional que requiere de una ciudadanía capaz, que exige a partir de decisiones informadas y se forma a sí misma para ello.
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Fátima Arévalo; comunicadora social, coordinadora del programa de Redes de Espacio Público. Joselis González; educadora, oficial del programa de Redes de Espacio Público.
Relatoría para la libertad de expresión de la Organización de Estados Americanos (2017). Declaración conjunta sobre libertad de expresión y “noticias falsas” (“fake news”), desinformación y propaganda. Recuperado el 28/02/2020 en: http://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID=1056&lID=2
Pregunta frecuente: Difundir informaciones falsas es una de las mejores estrategias para minimizar el impacto de sucesos trascendentales que cualquier gobierno pretende ocultar. ¿Es posible lograr que de verdad se minimicen la circulación de informaciones falsas?