Denuncian censura y discriminación en contra de película Jezabel

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El director de la película venezolana Jezabel, Hernán Jabes, denunció en una transmisión en directo por su cuenta de Instagram1 que el presidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), Carlos Azpurúa, le dijo a un miembro del equipo que la producción “no representa en nada al cine venezolano” y no representará al país en festivales y concursos.

Sergio Monsalve, presidente del Círculo de Críticos de Caracas, se solidarizó con el director chileno-venezolano en su cuenta de Twitter2 y agregó que Azpurúa le dijo a uno de los productores, en específico, que la película nunca sería postulada al premio Oscar por Venezuela. Calificó el hecho como “violencia institucional”:

“No se trata de una opinión, sino de un mal precedente, de una política del estado que viola el derecho a la libre expresión”, añadió el crítico en su cuenta personal.3

Molsalve destacó que Jezabel fue “víctima de saboteo” en el Festival de Cine Venezolano, que se celebró a mediados de julio en la ciudad de Mérida. El crítico de cine dijo que se hizo “todo lo posible para que (Jezabel) no se llevara los principales premios” y que el certamen estuvo “plagado de irregularidades y presiones de censura”.4

Los actos de censura por parte de instituciones del Estado contra producciones cinematográficas son recurrentes cada vez que sus temáticas se relacionan, de una forma u otra, con políticas represivas o de abandono gubernamental o contrarian sus discursos y propaganda.

Ejemplos de esas prácticas fueron el intento de censurar y prohibir la difusión de la película sobre el boxeador Edwin “El Inca” Valero, en 2017; la censura a la película Infección en 2019 y, ese mismo año, la proyección del documental Chavismo: la peste del siglo XXI, que abiertamente criticaba la era de gobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Jezabel, según reseña TalCual Digital5, tiene marcadas connotaciones políticas y “está ambientada en el 2033, en una Caracas en la que no quedan rastros del rojo y los ‘ojitos del eterno’ apenas se divisan en las ruinas de construcciones inconclusas”.

“En ese país post revolución bolivariana un periodista dedicado a recopilar casos de violaciones a los derechos humanos, “para hacer memoria”, comienza a indagar en el asesinato, en 2017, de una adolescente que fue amiga y amante de su pareja: Alain Barral”, cuenta el medio.6

La producción de Jezabel informó en nota de prensa que, en el Festival de Cine Venezolano, el largometraje se alzó con el premio de la prensa, el de mejor actor principal, mejor actriz de reparto y mejor edición y montaje. Sin embargo, solo contó con dos funciones durante la semana del certamen. “No fueron suficientes funciones, quedó gente con ganas de verla”, dice la nota de prensa.7

El cine es una de las tantas herramientas con las que cuenta la ciudadanía para hacer ejercicio de su derecho a expresarse libremente y cualquier acto de intimidación, discriminación o prohibición de una pieza cinematográfica califica como violación expresa de ese derecho.

Referencias[+]

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