Un miembro del equipo de trabajo del ministro de Turismo, Alí Padrón, empujó y trató de impedir que el periodista Elvis Rivas, corresponsal en el estado Mérida de Globovisión, cubriera unas declaraciones del ministro en la capital de esa entidad.
La agresión ocurrió en el momento en el que Rivas grababa y tomaba las declaraciones de Alí Padrón en un encuentro con usuarios y comerciantes del Mercado Principal de Mérida.
En un audio difundido por la seccional Mérida del Colegio Nacional de Periodistas (CNP), Elvis Rivas destacó que, inicialmente, el ministro no iba a declarar a la prensa, pero después dijo que los periodistas podían grabar su intervención.1
Rivas señaló que, cuando comenzó a grabar, se le acercó una señora y le reclamó que no podía hacerlo, a lo que le respondió que lo dejara trabajar. Posteriormente, llegó el individuo que intentó quitarle el micrófono de forma violenta.2
El corresponsal de Globovisión en Mérida reclamó también que el ministro no permitiera preguntas en su intervención, a la que fueron invitados por el alcalde oficialista de la ciudad Jesús Araque. “Queríamos preguntarle qué iba a pasar con el teleférico de Mérida”, dijo Rivas.3
La instalación turística dejó de prestar servicio a mediados de 2020 sin razones detalladas y en febrero de este año el ministro Alí Padrón dijo que seguiría cerrado por otros seis meses, pero hasta ahora permanece inoperativo.4
La labor de los periodistas, además de servir como contrapeso ante el poder, implica ser puentes e interlocutores entre la comunidad y funcionarios públicos. Estos, al impedir su trabajo, cercenan el derecho de la población a conocer y detallar el actuar del Estado.
Las agresiones continuas a la prensa responden a patrones y políticas de Estado, tipifican como violaciones a la libertad de expresión, información y opinión e impiden el ejercicio pleno de los derechos de los ciudadanos.
Referencias
