La libertad de expresión es un derecho consustancial con la democracia, esa es una idea central instalada en el imaginario político de las sociedades contemporáneas. La relación existente entre este derecho y la política democrática parte del reconocimiento de la posibilidad de la realización de la dignidad humana para todas la personas y por tanto reconoce la dimensión social que está implícita en la comunicación de ideas, hechos y sentimientos. Es decir, comunicar es al mismo tiempo un derecho de los individuos a buscar y expresar lo que consideren relevante y de todos a recibir o escuchar lo que esos individuos quieren decir. Al decir y escuchar asumimos la diversidad de la humanidad y al mismo tiempo reafirmamos nuestra propia identidad.
En escenarios de conflictividad y tensión social, muchas veces se pretende ahogar las ideas y expresiones de los otros. Estas amenazas a la libertad de expresión y derecho a la información son alarmas para cualquier sociedad y por tanto requiere activar los mecanismos del Estado para garantizar que todas las personas, incluso los extremos del abanico de la opinión pública, puedan decir y que los ciudadanos puedan replicar para asentir o disentir. Así en el libre juego de las ideas y mensajes florece la diversidad y por tanto se abre brecha para que todos puedan convivir en una sociedad.
La realidad venezolana coloca en un lugar central a los medios de comunicación y a sus hacedores: los periodistas. Sometidos a la tarea de dar cuenta de una crisis relevante en su historia, son afectados por las presiones de los diversos actores en pugna que sólo quieren asentir a las voces que coinciden con su propia percepción y persiguen, en algunos casos violentamente, a quienes narran los hechos con una perspectiva diferente. Así lo diverso se pretende ahogar en la unanimidad de la propia subjetividad.
Esta centralidad de los periodistas los convierte en víctimas y ello se traduce en violencia verbal y física; afectando así la posibilidad de un clima para el debate de lo distinto y por tanto la posibilidad de optar razonablemente por lo mas conveniente en los asuntos públicos e incluso en el desarrollo de una visión cosmopolita que prevenga a la sociedad de la intolerancia.
El desarrollo de una comunicación que asuma el compromiso ético de mediar entre los hechos y los ciudadanos requiere de modo insoslayable garantías suficientes para los profesionales de la comunicación, de cualquier credo o visión de la realidad. Las agresiones y ataques no contribuyen en la calidad de la comunicación que reciben los ciudadanos, al contrario las afecta negativamente.
Nuevamente y por segundo año consecutivo queremos contribuir con el debate venezolano sobre este tema contribuyendo con este trabajo independiente que documenta y cuantifica, de acuerdo a categorías previamente definidas, los hechos y de este modo ofrece a los protagonistas y responsables un conjunto de datos confiables que puede contribuir a precisar las responsabilidades y las exigencias ciudadanas a las autoridades. El seguimiento de los hechos y su agrupación en categorías de análisis permite la comparación anual; evaluar avances y retrocesos; y observar tendencias en los eventos relacionados con el ejercicio de este derecho.
Adicionalmente esta publicación incorpora una detallada cronología de los hechos relacionados con este tema a lo largo del año 2003, lo que permite seguir el desarrollo de los principales incidentes y su impacto en la sociedad venezolana.
La Fundación Konrad Adenauer de este modo reafirma el interés por los temas vinculados a la comunicación social y que constituye un aspecto relevante en su política de cooperación internacional. Esta publicación se suma al esfuerzo de formación que realizamos en beneficio de jóvenes periodistas y que llevamos adelante en varias ciudades venezolanas. Tarea que realizamos con un espíritu amplio que incorpora en este debate a todas las tendencias e ideas políticas de Venezuela.
Esta investigación está realizada por organizaciones que dan seguimiento continuado a los hechos relacionados con este tema en Venezuela: Espacio Público y el Instituto Prensa y Sociedad. Agradezco a Carlos Correa y Andrés Cañizález, su interés y dedicación en la realización de esta investigación que esperamos contribuya a visualizar los problemas del ejercicio del periodismo venezolano y a encontrar las mejores soluciones.
Michael Lingentha
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